domingo, 18 de diciembre de 2011

¿No podemos elegir?

Debe de ser que el sino lo tenemos marcado. Parece que no nos dejaron más opciones. Serían las circunstancias y las percepciones de estas que moldearon nuestro ser. Ahora estamos predestinados al consumo compulsivo para amortiguar esta escasa capacidad para controlar nuestro destino. Seguramente algo en nuestro interior se quiere revelar contra tal injusticia, aún así la acallamos acomodándonos como lo hace un recién llegado, pero llevamos aquí toda la vida.

La guía esta ahí desde que nacemos y no nos abandona nunca. Nos habla: consumir, gastar, disfrutar, vivir, … Nos culpa: contamináis, destruís, acaparáis, matáis, … Nos manda: no consumir, reciclar, indignaos, colaborar, ser buenos, … ¿Para cuando un dejarnos en paz?

Otra vez las circunstancias marcan el camino a seguir. Otra vez sin posibilidades de elección. Otra vez manejados por el poder mediático, sean de unos o de otros.




Tendrán razón aquellos que dicen, que no podemos dirigir nuestro destino, que estamos inutilizados nada más nacer, que tenemos que desaprender lo aprendido, a sentir de diferente forma, de buscar nuevos aprendizajes, pero ¿cómo?.

Forjados por las circunstancias pasadas, con las personalidades fruncidas por la experiencia. Solo cabe discernir, creer que no nos manejan y sonreírle a la vida. Al fin y al cabo nosotros no somos responsables, son las situaciones que hemos vivido.

¿Tú qué crees?

¿Por qué no educamos en valores?



Te aconsejo que leas las letras en negrita antes

En principio dentro de una sociedad democrática donde los valores y derechos fundamentales son la base elemental para el desarrollo de la persona en libertad, se contestaría que todos educamos en valores pues junto intentamos construimos una sociedad justa y equitativa. Entonces ¿por qué muy pocos lo hacen o al  menos dan ejemplo?

La doble vara de medir sigue realizando su mezquina tarea. Mientras por un lado se habla de valores constructivistas en horas bajas, por el otro no se hace nada por llevarlos a la práctica. Unos creyéndose impotentes ante el desaguisado social. Otros indignados, intentando acaparar el clamor del resto, mientras otros se hacen los sordos y en medio el despiporre de los valores poco edificantes, permitiéndose en algunos casos y propagándolos en todos.

El caso esta claro pues a río revuelto ganancia de pescadores o ¿creen que no hay quienes se enriquezcan, manipulen, adoctrinen y tengan más poder que nunca dentro de la masa de personas que solo pueden ver que su nivel de bienestar social se les va de las manos? Claro que hay gente de esa guisa, como gente que solo le interesa su futbol, o su telenovela, los dibujos animados, los videojuegos y tantas chuminadas más.

Mientras nos revolcamos en las heces de la dejadez y de la autocomplacencia otros, para que nos sintamos a gusto, no sea que nos demos cuenta y sus beneficios caigan, decoran con lazos de colores la pocilga cultural que hemos creado, y como guinda nos quejamos de que algo huele mal, sin darnos cuenta que somos nosotros.
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domingo, 20 de noviembre de 2011

¿Y NUESTRA RESPONSABILIDAD?



Sin duda la máxima responsabilidad de la educación de los niños recae sobre los hombros de sus padres.
Los padres no siempre están capacitados para guiar a su descendencia, no pudiendo transmitir las herramientas o los valores que ayuden al menor a avanzar en un desarrollo psicológico y emocional adecuado, como sustrato necesario para que el joven individuo logre progresivamente las destrezas o competencias que se precisan para una formación activa y enriquecedora, para él, la sociedad y el entorno vital.

Cuando los padres no consiguen encauzar la problemática que ocasiona un menor desorientado, inmerso en una lucha contra todo encorsetamiento, pasando los límites de lo legal y tras la denuncia de rigor, se pone en marcha la maquinaría institucional, que intervendrá para poner el orden frío e injusto para todos.

Echar la culpa a los padres del fracaso que supone que su prole entre a formar parte de los inadaptados a la sociedad, es un acto injusto.

La responsabilidad, aunque mucha, no es enteramente suya. El fracaso es de todos.

Erosionamos valores que sirven para la construcción de personas libre, favorecemos, sin pensar en el daño que ocasionamos, los valores superficiales e individualistas. Esto ocurre:

·       Cada vez que, exaltamos a personas que sin esfuerzo alcanza la fama, el dinero, el poder, … porqué son más listas que otros.
·       Cuando la sociedad enaltece valores como la perfección del cuerpo físico, tener lo mejor y lo último en tecnología.
·       Cuando las políticas, del todo vale, con tal de conseguir la sociedad del bienestar, incluyendo el botellón , por parte de ayuntamientos, los cuales se deben a la salud de sus tutelados
·       Cuando los supuestos periodistas y las cadenas televisivas que con afán de conseguir la más alta cantidad de inconscientes televidentes, alaban los estereotipos de belleza vacía hasta el esperpento.
·       Mientras haya enseñanzas sexuales que divulgue la promiscuidad entre los sexos como enriquecimiento personal.
·       Mientras no seamos conscientes que nos perturbamos ante el trabajo, el conocimiento, la lectura,…
·       Y otras tantas expresiones, que llegando al educando le guían a la dejadez y al espíritu voluble.

¿Dónde se encuentra la responsabilidad individual, social, política, periodística, … sobre la educación?

Conscientes o inconscientemente, con o sin intención con nuestros actos en las vivencias individuales, en las acciones sociales, en la regulación administrativa y política, posicionamos los valores, que aportan enriquecimiento personal, casi a la clandestinidad.

 Si te interesa sigue aquí con ¿Por qué no educamos en valores?



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