¿No podemos elegir?


Debe de ser que el sino lo tenemos marcado. Parece que no nos dejaron más opciones. Serían las circunstancias y las percepciones de estas que moldearon nuestro ser. Ahora estamos predestinados al consumo compulsivo para amortiguar esta escasa capacidad para controlar nuestro destino. Seguramente algo en nuestro interior se quiere revelar contra tal injusticia, aún así la acallamos acomodándonos como lo hace un recién llegado, pero llevamos aquí toda la vida.

La guía esta ahí desde que nacemos y no nos abandona nunca. Nos habla: consumir, gastar, disfrutar, vivir, … Nos culpa: contamináis, destruís, acaparáis, matáis, … Nos manda: no consumir, reciclar, indignaos, colaborar, ser buenos, … ¿Para cuando un dejarnos en paz?

Otra vez las circunstancias marcan el camino a seguir. Otra vez sin posibilidades de elección. Otra vez manejados por el poder mediático, sean de unos o de otros.




Tendrán razón aquellos que dicen, que no podemos dirigir nuestro destino, que estamos inutilizados nada más nacer, que tenemos que desaprender lo aprendido, a sentir de diferente forma, de buscar nuevos aprendizajes, pero ¿cómo?.

Forjados por las circunstancias pasadas, con las personalidades fruncidas por la experiencia. Solo cabe discernir, creer que no nos manejan y sonreírle a la vida. Al fin y al cabo nosotros no somos responsables, son las situaciones que hemos vivido.
 
¿Tú qué crees?